domingo, 12 de junio de 2011

Una vez más.

Si quisiera explicar el sueño no podría.

Si quisiera explicar el miedo no podría.

Si quisiera explicar las palabras no podría.

Si quisiera explicar el sentimiento no podría.

No podría explicarte el por qué como tú no puedes explicarme el por qué no.

No podría explicarte el amor como tú no puedes explicarme el odio.

No podría explicarte el placer como tú no puedes explicarme el dolor.

Entre tantas imposibilidades y poca comunicación tú sigues siendo la segunda voz en mi cabeza.

Tú sigues sucumbiendo por las noches y reviviendo de día, siendo el ave fénix de una historia que temo decir en voz alta.

Yo sigo siendo quien te invita a entrar, encerrándome contigo dentro mío y escapándome contigo hacia el mismo lugar, nigún lugar.

Las oraciones, una vez tan dulces, volviéndose amargas con su repetición. Y la música, una vez tan sabia, volviéndose inútil sin tener canción.

Lo sé, no debes decirlo. Lo sé y me duele saberlo.

Porque saberlo es hacerlo de este mundo, compañero fiel de mis días, verdugo de mis ideas y anunciante de mis secretos que ya no puedo esconder.

Secretos que gotean entre mis dedos ensuciando mis manos.

Simplemente los dejo caer y estrellarse contra el suelo para luego yo caer después y cubrirme de ellos.

Así cuento una vez más la rutina del alma que no sabe dónde ir.

La rutina del vencedor que venció su propia entereza y no sabe regresar, ya perdido en sus pérdidas.

Así cuento algo que ya conoces, de memoria quizás, algo que a lo mejor ya no quieres escuchar.

Pero debo relatarlo, una primera última vez más.

Simplemente debo, debo una vez más.

martes, 15 de febrero de 2011

Instrucciones.

El silencio que se escucha no es tristeza, no es bronca, tampoco frustración, es sólo silencio y es mí silencio. Yo lo creé y yo lo elijo. Es fácil de entender.

Dentro de este silencio pueden pasar muchas cosas que no te incumben, cosas que también son mías. Algunas que me gustaría compartir con vos si supieras escuchar. Sólo escuchar. Y para escuchar hay que callarse.

A veces podría pedirte un consejo, porque conozco mis debilidades, porque sólo los idiotas se creen imbatibles. Esto no quiere decir que ganaste la batalla, que al fin tenías razón y soy una cabeza dura que quería estar sola sólo para probar un punto. Esto quiere decir que fui a vos, y te pedí un consejo, no me lo diste sin que yo haya dicho nada. No es lo mismo aconsejar que opinar.

Aunque tus opiniones nazcan con la mejor intención no son necesarias a menos que lo sean. Y creéme, cuando lo sean serás la primera en ser informada.

Me hablás como si supieras realmente de qué se trata. Aunque todos pasemos por lo mismo, todos somos diferentes, y ese patrón que se repite se trata como cada uno puede, como cada uno sabe, como cada uno es. En realidad, lo que quiero decir, es que sé que sabés de qué se trata pero ahora yo quiero saberlo. Y debo aprenderlo sola.

Ese silencio, para vos tan imponente o depresivo, es el ruido de la creación de un mundo totalmente nuevo. Porque el mundo de afuera no tiene nada que ver en esto. Estamos hablando del mundo que yo estoy creando en mi cabeza, un mundo que en el momento correcto voy a empezar a construir fuera de ella. Te pido por favor que entiendas eso, que lo respetes. Que me dejes ser. Todo lo demás es mi trabajo y vos me enseñaste a trabajar duro.

sábado, 15 de enero de 2011

Compendio de frases hechas.

Me debatí mucho tiempo de dónde provenía mi rechazo. Me debatí mucho tiempo innecesariamente, lo sé. Pero al fin y al cabo, lo pensé, lo medité, lo creí y lo compré.

Hay pocas cosas que ame en la vida como amo el Arte y generalmente esas "pocas cosas" son pocas personas porque de lo abstracto y lo material, no hay nada como la música, la pintura, el dibujo, etc. Por este motivo tanto tiempo analicé mi disgusto frente a cierto tipo de música que hoy se canta como se cantan las canciones de cancha: sin pensar en lo profundo, en el significado de las palabras sino siguiendo un cántico popular guiados por un sentimiento que nace desde la identificación generacional, no desde la identificación artística.

Creo profundamente que todo ser humano en el planeta es artista. Están los Artistas del Arte, esos que se escriben con "a" mayúscula. También existen los artistas de la medicina, de la economía, de la agricultura y así puedo seguir y seguir. Cada uno hace su trabajo con delicadeza, de manera parsimoniosa, con orgullo. Y de eso se trata, dar una parte de vos a tu creación. Crear y destruir, eso es Arte. Y todos lo hacemos. Es por esto que creo que los difrentes géneros musicales existen para la identificación artística de los billones de artistas que nacen y mueren cada día en la Tierra. Pero, ¿qué ocurre cuando se deja de lado la identificación humana, emocional y abstracta y se cae en la repetición de la identificación generacional?

No estoy diciendo que los hits no deberían existir porque la masificación a veces es resultado de algo hecho muy bien. Un éxito musical que es escuchado y consumido por millones de personas logró plasmar algo que todos sentimos o necesitábamos sentir en esos tres o cinco minutos que dura y merece, por esto, ser llamado éxito. El éxito de poder llegar a tan diversos artistas de todo el mundo. Quiero aclarar que no tengo nada en contra esto, es más, estoy totalmente a favor.

Pero un hit no es lo mismo que una canción "de moda". Un hit produce algo en muchísimas personas, pero ese "algo" es diferente para cada uno porque cada uno es diferente ante ese "algo". Una canción de moda produce lo que te hicieron creer que producía en vos. Te la metieron poco a poco en la cabeza, repitiendo una y otra vez un estribillo deshonesto, hecho en pos de "pegarla". La escuchás todos los días en la misma radio sin que nadie la haya votado ni una vez. Es una creación artificial. Pero ojo, esto no sólo se aplica al Pop, género preferido para bastardear y subestimar porque realmente nunca nadie lo entendió. Se aplica a cualquier género, y en Argentina se aplica a uno en general.

También sé que estas canciones de moda muchas veces no nacieron con la finalidad de serlo. Muchas veces son honestas pero se dejaron usar, como una mujer hermosa que ha pasado por muchas sábanas. Infinitas veces el verdadero significado se pierde en el ciego fanatismo que colocaron en tu cabeza y te hicieron creer que nació de vos.

Quiero también aclarar que hay muchas canciones que me gustan que para muchas personas pueden entrar en la categoría "de moda". Pero no es así. Las canciones "para bailar" o "pasar el rato" pueden tener una lírica superficial y hasta egoísta pero hubo alguien trabajando muy duro para que ese beat que escuchás a lo lejos te haga mover el cuerpo como nunca antes. Es el arte de hacer bailar y hay personas muy talentosas creándolo.

Siguiendo con mi pensamiento principal, quiero expresar mi disgusto con la mayoría de la música argentina (nótese que dije "mayoría" que no es lo mismo que "toda") o por ahí no debería decir argentina, ya que es una nación muy grande, unitaria, pero grande. Por ahí debo limitarme a decir: la música argentina que llega a mis oídos en mi pequeño mundo llamado Capital Federal. Y por sobre todas las cosas, la música argentina que hoy se vende como pan caliente.

Estas canciones que escucho una y otra vez en radios, televisión y hasta en redes sociales tienen algo muy simple que me aleja completamente: son un compendio de frases hechas. Frases sabias que alguien ya escribió y que aparentemente juntándolas todas en una canción se vuelven poesía. Perdonen si sueno soberbia, sólo expreso mi opinión, pero, yo no veo la escritura o la lírica, como prefieran llamarla, de esa forma. Es verdad que uno puede recurrir a una cita para expresar algo que alguien ya dijo muy bien, eso se podría llamar "cultura general aplicada al arte" y no le veo nada de malo. Pero hay un condimiento especial en decir las palabras que ellos van a querer escuchar. Ahora que lo pienso, esto se parece a la política argentina de los últimos años (¿los últimos 200 años?). Es ser quienes ellos quieren ver no quien sos para que ellos lo vean. Eso me descoloca. A veces también, me da bronca. Bronca ver como masas de jóvenes y no tan jóvenes se mueven en la misma dirección creyendo que son ellos quienes deciden el camino. Por ahí las mismas bandas, que creen que siendo parte de las otras miles de bandas iguales que ya existen podrán lograr algo, se encuentran en la misma posición que sus seguidores. La posición argentina del facilismo, del poco individualismo y la masificación. Estamos en una sociedad en la cual el difrente es "pete" y el "capo" es el que somete al diferente, avivando el fuego del odio y la segregación. Una sociedad en la cual no existe casi otra ideología política que no sea el Peronismo, una sociedad donde siempre se libran batallas entre dos grandes grupos y sólo dos: Boca-River, Radicalismo-Peronismo, Ricos-Pobres. Una sociedad de extremos donde quien no es honesto es el chanta más grande y quien no quiere estudiar es un vago. Sin puntos medios en la sociedad tampoco hay puntos medios en el arte y por eso encontramos en casi el mismo barrio al artista de alma, el talentoso, que está desperdiciado en una tierra donde nunca a a poder vivir tranquilo de lo que le gusta hacer y también encontramos al gran artista argento, que escribiendo tres líneas que rimen y con el mismo riff de guitarra que escuchamos desde que muchos se empezaron a cortar el flequillito recto, venden cd's y a veces viven mejor que el otro pobre tipo que todavía espera que lo tomen en serio.

Y así sigue Argentina. Un país lleno de artistas de la puta madre (si no caminen por calle Corrientes y pasen a ver), un país donde el arte reside en cada esquina pero es desperdiciado y usado incorectamente. De la misma manera que no sabemos usar nuestros recursos naturales y nuestra inteligencia.

Tengo miles de frases hechas para describir el gran rechazo que siento por esta música que hoy llena el espacio porteño, pero como ya lo dije antes, no me gusta hablar con palabras de otros y es por eso que a veces me cuesta un poco más "pegarla".

domingo, 12 de diciembre de 2010

Violencia.

Rodeados de violencia. Así vivimos. Vos, yo, nosotros.
¿Nosotros? Ya no hay un nosotros, es uno contra todos y todos contra uno. De esta manera convivimos, de esta manera sobrevivimos. De esta forma creemos "vivir".
Pasamos un límite. La Supervivencia del más Fuerte que algún día Darwin nos enseñó fue superada por nuestra ambición. Antes la violencia era algo sublime, algo natural, algo que venía en el paquete que nos dieron cuando entramos a este lugar. La violencia de la naturaleza, la que no podemos controlar (y nunca podremos), esa es a la que verdaderamente tememos, la que nos controla. Una violencia real, necesaria y hasta poética.
Pero no nos alcanzó, como nunca nos alcanza nada.
Creamos nuevas formas de violencia, siempre tratando de parecernos a eso más grande que nosotros que queremos imitar. Ya lo dije, nunca nos alcanza nada y no nos conformamos con ser "simples humanos". Nuestro ego siempre nos impidió crecer y lo sigue haciendo. Porque esta Tierra, este planeta, se rige por el tamaño de nuestros egos.
Así, buscando superar lo que nos creó, buscando ser más de lo que somos (o fuimos condenados a ser, depende de tu punto de vista) construimos nuevas formas de hacer rugir la ira como un león. Nuevas formas de devorarnos los unos a los otros. Ampliamos el espectro y para sentirnos satisfechos con nuestra creación, aplicamos nuestras nuevas posesiones en cada acto de nuestra vida.
Pero ¿cómo son nuestras pequeñas creaciones? ¿Qué son?
Son débiles intentos de autoridad. Son cobardías amontonadas bajo la bandera de "compromiso". Son los reflejos más oscuros del poder. La violencia es un escudo contra la violencia interna que todos tenemos. Nacimos con ella, la cultivamos durante toda nuestra vida y está ahí, arraigada dentro nuestro por una razón. Porque es una violencia natural y toda naturaleza existe para modificar algo. Pueden haber algunas bajas en la camino, uno podrá salir lastimado, pero la realidad fue cambiada. Ese enojo, esa ira, esa violencia, debe servirnos como un motor para cambiar lo que nos fogonea esta llama. No para quemar a otros.
Déjenme explayarme en cada característica.

"Débiles intentos de autoridad".
Quien ataca quiere someter, quiere sentirse más que el otro. Lo repito, nunca nos alcanza nada. Nunca estaremos satisfechos con quienes somos así que debemos hacer que el otro sea peor que nosotros. Cualquier excusa es útil: "Yo soy mejor que vos porque vos sos..." Y así comienza la enumeración de diferencias naturales y hermosas que tenemos como seres humanos, diferencias que de forma fructífera hoy convertimos en defectos. Aquí comienzan las violencias "menos importantes" para muchas personas, ya que nadie muere. Nadie sangra. Necesitamos ver sangre, las lágrimas son demasiado transparentes. Estas violencias son: la violencia verbal, la emocional, la psicológica, etc. Abusamos, abusamos, abusamos. Tomamos todo lo que podemos del otro hasta dejarlo vacío y este otro irá a buscar a quien vaciar para poder llenarse. Pero nunca nos alcanza nada, nunca estaremos llenos. Y este cáncer se propaga por nuestras células.

"Cobardías amontonadas bajo la bandera de "compromiso"".
Soy una ferviente creyente que la violencia artificial nunca es el único medio. Aunque nos quieran hacer creer que sí. Cortando calles, quemando llantas, con palos en las manos y un grito en el cielo dicen defender la miseria del otro haciendo miserables a otros tantos. Cobardías amontonadas bajo la bandera del "compromiso". Muchos te responderán "no hay otra forma de ganar, no podemos vencer a algo tan fuerte sin la violencia". Eso es ser cobarde. La valentía no se mide en cuántos monumentos rompas, cuántas ventanas destroces. Se mide en cuántas protegés. Siempre es fácil destruir, es rápido y efectivo. Construir lleva tiempo y debemos confiar en nosotros y en que el trabajo será cumplido como soñamos. Debemos confiar en nosotros. Uno no cree posible vencer a ese enemigo jugando con él, trabajando a su alrededor hasta que se vea encerrado en la celda que él mismo construyó. Imposible vencerlo con la palabra, con el arte, no con el grito sino con la voz. Parece ser más fácil promover esta violencia que hoy vemos día a día en todos lados, la violencia que nosotros, sí, nosotros, también aplaudimos.

"Los reflejos más oscuros del poder".
No hablo solo de lo obvio. Todos pensamos en lo políticos, en los que "gobiernan". Un error inmediato que debemos erradicar de nuestra mente. ¿Por qué estamos tan convencidos que ellos son quienes tienen el poder? Ellos son como nosotros, la única diferencia es que usan un traje más caro.
Tampoco es tener poder gritar apoyando el poder de otro que nunca nos quiso hacer poderosos.
Estos reflejos de los que hablo son las medidas de emergencia, a lo que recurrimos cuando sentimos que nuestro pedestal se está enterrando en el barro, que nuestra corona se cayó para romperse en mil pedazos. En ese momento levantamos el puño fingiendo defender una causa poderosa cuando, en realidad, estamos defendiendo la causa que nos hace poderosos. Y así el ejercicio del poderoso y el débil prosigue. Si la cadena se está por cortar, la violencia artifical es nuestra más fiel amiga y pondrá a nuestro subordinado al alcance de nuestra merced. Esto lo hacemos todos, no los políticos que pueden manejar a policías trabajadores como peones de un gran ajedrez, lo hacemos nosotros cada vez que insultamos al perder la razón. Cada vez que decidimos tachar en vez de borrar y volver a escribir.

La naturaleza es sabia y siempre será más grande que nosotros. El problema reside en que nosotros no sabemos cuán grande realmente somos. Sólo nos enfocamos en cuán grande nunca podremos ser.
Si el ser humano pudiese entender el gran poder que posee para modificar la realidad con la violencia orgánica con la que nació, dejaría de utilizar estas violencias artificiales.
Como las flores artificiales que superan en longevidad a las naturales pero nunca tendrán perfume.

Esta es mi opinión.
Así uso mi violencia.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Teatro

Esclavos de tu escenario tratamos te prolongar
La vida que tú nos has dado y nos puedes quitar.
Nos engañas cada noche siempre exigiendo más
Pero de alguna manera nunca dejas de brillar.
Este amor que he encontrado y cuántas veces me ha traicionado ya.
Este amor al que siempre vuelvo, imposible dejarlo atrás.
Escucho en tus paredes los aplausos resonar
Y recuerdo que un día me eseñaste a amar.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Desprolijo.

Tengo huellas en mi interior
Y pasos por fuera.
Parece tan corto el camino
Y tanto lo que caminé.
Cuando el miedo se comienza a apoderar
De esta cerrada habitación,
A veces me pongo a cantar,
Casi siempre lo dejo entrar.
Cuando me quiero acordar
Ya no soy yo.

No sé si no sé
No sé qué sé
Y entre tanto no saber y entre tanto entender
No sé si lo entendí o si siempre lo supe.

Hermana del alma.

Admiro a aquellas dos, que se miran y se entienden. Se esconden de la gente y saben a donde ir. El destino las unió y no la sangre, ellas supieron quedarse, supieron sentir. Las admiro y las envidio de la misma forma y con la misma fuerza. Con bronca, resentimiento y pudor al no verme reflejada, al saber que esa nunca fui yo. Por ahí lo fui, cuando era natural, cuando la infancia regía mi accionar. Pero un día empecé a naufragar, me descubrí tan diferente y ese lugar nunca lo volví a encontrar. Quiero convencerme de que volveré, que volverá. Quiero convencerme de que tengo que esperar y esperar. Pero admiro a aquellas dos, que se miran y se entienden.
Las admiro y las envidio de la misma forma y con la misma fuerza.